La comida rápida, o como generalmente se le conoce “comida chatarra”, tiene su origen en Estados Unidos, como de una sociedad industrializada donde el tiempo para invertir en una alimentación saludable y de calidad era prácticamente nulo e inexistente.
Al pasar las décadas, la comida rápida obtuvo mayor protagonismo, sobre todo en América Latina, donde es habitual su consumo debido al modo de preparación y tiempo de espera. Para muchas personas adquirir este tipo de productos resulta atractivo por su fácil preparación y el poco esfuerzo que conlleva.
Sin embargo, existen efectos perjudiciales para la salud al consumir este tipo de alimentos en exceso durante largo tiempo. De acuerdo con el portal Cuídate Plus, “una ingesta reiterada de comida rápida provoca obesidad y todas las patologías consecuentes a ésta, como diabetes, hipertensión arterial, aterosclerosis, enfermedades cerebrovasculares, patologías renales, hígado graso e incluso cáncer”.
El exceso de peso es uno de los factores más perjudiciales que se experimentan al consumir comida rápida, ya que una sola comida de este tipo podría contener el total de calorías diarias que se deben ingerir. También suelen aportar un nivel nutricional muy bajo en proteínas y fibras.
La comida rápida es rica en colesterol, azúcares y grasas saturada, la trilogía perfecta que llevan a muchas personas a desarrollar patologías severas que afectan gravemente la salud y la calidad de vida. Lo más grave es que el consumo de este tipo de alimentos comienza desde temprana edad, y sostenido en el tiempo es lo que lleva a la aparición de enfermedades irreversibles en la adultez.
¿Cómo afecta el consumo de comida rápida a niños y adolescentes?
Según la Encuesta Nacional de Salud Escolar del Ministerio de Salud y Protección Social de Colombia realizada en el 2018 a escolares entre 13 y 17 años se encontró que:
8 de cada 10 estudiantes consumen productos de paquete en exceso por lo menos una vez a la semana.
1 de cada 2 estudiantes consumen un alimento frito por día.
3 de cada 4 estudiantes consumen una bebida azucarada 1 o más veces durante el día.
Las estadísticas también revelan que aquellos niños con mayor consumo de comida rápida tienen mayor probabilidad de sufrir acoso escolar, consecuencia del sobrepeso, por la ingesta calórica que incluyen este tipo de alimentos.
También se encontró que, en muchos casos, se puede registrar un bajo rendimiento escolar, lo cual impacta significativamente su futuro impidiendo que puedan convertirse en profesionales exitosos; así como también la alta probabilidad de desarrollar obesidad, enfermedades cardiovasculares y malnutrición, como ya se dijo anteriormente.
Ahora bien, si eres mamá o jefe de familia seguro te preguntarás ¿qué debo hacer? ¿cómo puedo brindarles a mis hijos o a mi familia una nutrición de calidad si no cuento con el tiempo necesario para cocinar?
Si este es tu caso, existen muchas opciones fáciles y rápidas para preparar en casa que te permitirán mantener una alimentación balanceada rica en macro y micronutrientes. Redi es una buena elección que puedes considerar, no es comida rápida sino comida casera congelada, su método de preparación y congelación permite que el sabor, textura y nutrientes se conserven intactos.
Para finalizar, te compartimos algunas recomendaciones que puedes implementar para revertir la ingesta por el consumo de comida rápida:
- Realiza ejercicio físico al menos 30 minutos por día.
- Consume agua con frecuencia, lo ideal es que puedas ingerir al menos 8 vasos de agua al día. Es lo mínimo necesario que tu cuerpo necesita para mantenerse hidratado y en óptimo estado. Ten en cuenta que el consumo de agua sostenido en el tiempo trae como beneficio menor consumo de azúcar procesada.
- Mantén un estilo de vida activo, después de comer procura caminar, mantente activo, elige las escaleras de vez en cuando.
- Incorpora hábitos alimenticios más saludables como aumentar la ingesta de frutas y vegetales a tu dieta diaria.
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